Introducción
Un 24 % de las mujeres sufren dolor pélvico crónico, sin embargo, después de un estudio ginecológico completo hasta en un 40 % de los casos no se llega a diagnosticar la causa exacta del dolor. Hoy se sabe que una vez descartadas las causas ginecológicas, las varices pélvicas son responsables de buena parte de ese 40 % de causas no filiadas de dolor pélvico.
Qué son las varices pélvicas
Las varices pélvicas son cordones venosos dilatados localizados en el interior de la cavidad abdominal que se sitúan rodeando al útero y los ovarios. Cuando una vena es insuficiente, es decir que no desagua la sangre a la velocidad y volumen adecuados, va a permanecer congestionada y dilatada. Esta dilatación que inicialmente es reversible con el tiempo se hace irreversible y la vena normal acaba degenerando en una variz. Una vena permanentemente distendida puede además ser dolorosa.
Por qué se producen
Las varices pélvicas pueden ser una consecuencia de uno o varios embarazos previos, pero también ocurren por causas genéticas en mujeres sin hijos. En ocasiones pasan desapercibidas sin dar síntomas. En este caso no será necesario el tratamiento ni el seguimiento de las mismas. Sin embargo en otras ocasiones las varices pélvicas van a ocasionar un auténtico suplicio para las pacientes causando dolor crónico, circunstancia que se conoce medicamente como Síndrome de Congestión Pélvico (SCP). El dolor se localiza en el bajo vientre o en la región lumbar izquierda, es variable, suele ser un dolor sordo, más o menos constante, que puede obligar a la ingesta de analgésicos a demanda. Generalmente se acentúa con la bipedestación o sedestación prolongada, al hacer running, durante el periodo menstrual y con frecuencia inmediatamente después de las relaciones. Por definición para poder hablar de SCP el dolor debe existir por un periodo superior a 6 meses.
Diagnóstico
En el caso de que una paciente padezca dolor pélvico crónico y se hayan descartado otras causas, su médico (Ginecólogo) debería valorar la posibilidad del síndrome de congestión pélvica. La primera prueba diagnóstica sería realizar una ecografía pélvica transabdominal o transvaginal para descartar o confirmar la existencia de las varices. La venografia con Resonancia Magnetica podrá valorar también adecuadamente el árbol venoso abdominopélvico, siendo la mejor prueba no invasiva para diagnosticar el síndrome de congestión pélvica y determinar su gravedad. La prueba definitiva para un diagnóstico apropiado es la flebografía pélvica (inyección directa del contraste en la vena a través de un catéter que se introduce desde el brazo).
Tratamiento de las varices pélvicas
La embolización es el tratamiento de elección en las pacientes sintomáticas. Consiste en obstruir (embolizar) de manera controlada y deliberada la vena varicosa. Obstruyendo las venas varicosas la mejoría ocurre en un 75 % de los casos, es además una mejoría que con el tiempo suele ir a más y estabilizarse.
La embolización es un procedimiento muy seguro que generalmente se realiza de manera ambulatoria. Sus riesgos son muy escasos y el principal problema que podemos encontrar es que no sea suficientemente efectiva para controlar el cuadro doloroso.
La propia embolización por el hecho de ocluir la vena puede, entre un 15 y un 25 % de los casos, desencadenar un dolor transitorio y autolimitado que responde bien al tratamiento con ibuprofeno y cede en unos días. Al día siguiente de haberse realizado la embolización la paciente podrá hacer vida normal retomando todas sus actividades diarias habituales. Puede reincorporarse al trabajo, hacer ejercicio físico, viajar o tener relaciones. A largo plazo se ha visto también que este tratamiento no tendrá repercusión en la fertilidad, la menstruación o en la reserva ovárica.
La técnica consiste en pinchar una vena del antebrazo que será el punto de entrada del catéter. El radiólogo vascular intervencionista guiado por rayos X dirigirá el catéter hasta las venas varicosas pélvicas a través de la vena gonadal, generalmente la del lado izquierdo. Esta maniobra es sencilla e indolora. Una vez el catéter esté en la posición deseada se liberarán sustancias que cerrarán venas varicosas. No debe usted preocuparse por la oclusión de una vena en particular (la vena varicosa y enferma) pues siempre existen otras venas sanas que serán las responsables del drenaje venoso de su pelvis.